Las metodologías ágiles permiten desarrollar software de manera más eficiente al superar dogmas y burocracia. Entre sus 12 principios, reconocen y potencian el interés genuino de equipos competentes, involucrados y motivados para generar valor. Promueven la colaboración cross-funcional, la planificación flexible, el trabajo iterativo y la entrega temprana y continua de valor.

El Manifiesto Ágil establece las cuatro distinciones fundamentales:

  • Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas
  • Software funcionando sobre documentación extensiva
  • Colaboración con el cliente sobre negociación contractual
  • Respuesta ante el cambio sobre seguir un plan

Las métricas más respetadas en la industria revelan desde 2011 que los proyectos ágiles tienen tres veces más éxito que los ejecutados con metodologías “estructuradas” (“en cascada”).

Según el CHAOS Report 2011 del Standish Group: “El proceso ágil es el remedio universal para el fracaso de los proyectos de desarrollo de software”.